La tierra está intentando hablar con las hormigas

Publicado por Ariaté Educación Evolutiva en

La tierra está intentando hablar con las hormigas, primero las saludó con una sonrisa y las invitó a charlar. Las hormigas no se detuvieron ni siquiera a mirarla. Siguieron caminando sin preguntarle quién es.

La tierra está intentando hablar con las hormigas, y aunque las va saludando de a una a la vez, no hay una que la mire o que asuma que la escucha. Siguen de largo y al rato dan vuelta la cabeza preguntándole quién es.
- Estoy aquí, en torno a ustedes! soy todo lo que las rodea, permito que puedan plasmar sus hormigueros, también soy el sustento, el alimento…

Y las hormigas seguían de largo, algunas la miraban y le contestaban:
- yo sé quién sos, pero no puedo escucharte porque justo ahora estoy trabajando.

Resulta que Marina, la hormiga bailarina, danza con la tierra cuando se aleja y disfruta de la oscuridad. Escucha como unos tambores que le marcan sus movimientos y la hormiga Marina se atreve a descansar. En uno de esos silencios escuchó la voz de la tierra y le dijo:

– ¡Hermosa qué lindo es verte danzar!.
Marina saltó asustada, se puso de pie de inmediato y salió a trabajar.

Así fue que la tierra intentó un día, otro día y otro año, y otro siglo y otro milenio y las hormigas no podían escuchar el final de lo que ella quería contarles…

Entonces habló con la luna y la luna la consoló, le dijo que creía en ella, que no se diera por vencida que sabía muy bien cuánto la tierra amaba a las hormigas y en el nombre de ese amor nunca dejaría de intentarlo.

La tierra está intentando hablar con las hormigas, Arthtur, el escultor, la ha aprendido a tocar, la acaricia y en secreto él acepta que ella le habla, le cuenta cuál es la forma que la escultura quiere tomar. Un día siguió la tierra hablándole a Arthur cuando él apenas llegaba y él se quedó escuchando queriendo saber y aprender. Arthur permaneció atento cuando la tierra le dijo que se sentía orgullosa, que lo amaba y entendía su necesidad de crear. Pero en un momento la tierra siguió hablando y Arthur estaba cansado, por lo que no siguió escuchando y se puso a trabajar.

La tierra está intentando hablar con las hormigas, reconocerlas por su trabajo, por sus aportes y por su organización, pero no entiende cómo no escuchan al explicarles que no están solas en el mundo y que hay especies por montón…que no todo se resuelve picando y acumulando comida.

Así fue que la tierra intentó un día, otro día y otro año, y otro siglo y otro milenio y las hormigas no podían escuchar el final de lo que ella quería contarles…

Entonces habló con el Sol. El Sol la escuchó atento y la envolvió con amor en su luz y su energía. Luego le dijo que ella tampoco estaba sola, que llamara al resto de los animales, a las

plantas y a los hongos, que no se olvidara de llamar a las bacterias, a los virus y a todo el resto sus amigos: el agua, el viento y el amor.

La tierra sigue intentando hablar con la hormigas, explicarles que además de acarrear comida de aquí para allá y guardarla en un lugar seguro, a veces es mejor ir a lo profundo del hormiguero, solo por ir.

Llegar a lo más profundo para disfrutar de lo oscuro, del silencio y experimentar la soledad como un regalo de amor que origina el amor que podamos dar a los demás.

La tierra está intentando hablar con las hormigas pero esta vez no va sola, la acompaña el Sol que le avisó a todos los astros y planetas. También va con ella la Luna que le avisó a las aguas y a los fluidos de todos los seres vivos. Por el camino se enteró el viento que invitó a cada elemento del aire de todo lo que existe. Así fueron uniéndose todos los seres vivos: las plantas activaron su clorofila, los hongos extendieron sus hifas, las bacterias y los virus se comprometieron también con la misión.

La tierra se sintió querida, rodeada y acompañada y una vez más se acercó a las hormigas.

El cuento ahora está en tus manos. ¿Cómo termina la historia?

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